El proyecto de soterramiento de las vías del tren de cercanías en Leganés, que avanza con el respaldo de la Comunidad de Madrid y el Ministerio de Transportes, se presenta como una prometedora transformación urbana. No obstante, este tipo de obras de infraestructura no están exentas de desafíos y riesgos, especialmente para las viviendas colindantes. A la luz de experiencias en otras localidades, es crucial que el Ayuntamiento de Leganés evalúe cuidadosamente los potenciales peligros y considere la posibilidad de parar las obras si los inconvenientes superan los beneficios previstos.
El soterramiento implica excavaciones profundas y extensas que pueden afectar la estabilidad del suelo y las estructuras circundantes. Uno de los mayores desafíos es el manejo del agua subterránea. Si no se controla adecuadamente, puede provocar subsidencias o el colapso de terrenos, afectando directamente a las edificaciones cercanas. Además, el ruido y las vibraciones durante la construcción son factores que pueden deteriorar la calidad de vida de los residentes y la integridad estructural de sus hogares.
La experiencia internacional muestra que los riesgos son reales. Por ejemplo, en la ciudad de Barcelona, durante el soterramiento de las vías en la zona de Sants, se reportaron grietas y daños estructurales en numerosos edificios aledaños, lo que llevó a evacuaciones preventivas y reparaciones costosas. Similarmente, en Vigo, las obras para soterrar la estación de Urzáiz tuvieron que ser detenidas temporalmente tras el descubrimiento de hundimientos imprevistos que comprometieron la seguridad de las infraestructuras adyacentes.
Además de los casos de Barcelona y Vigo, ciudades como Bilbao han enfrentado retos significativos. En la capital vizcaína, el proyecto de soterramiento del tren provocó alteraciones en el flujo de las aguas subterráneas, lo que a su vez afectó a los cimientos de edificios históricos y públicos. Estos ejemplos subrayan la importancia de realizar estudios geotécnicos exhaustivos antes de iniciar cualquier obra de esta magnitud.
Ante este panorama, es imperativo que el Ayuntamiento de Leganés tome un rol más activo en la supervisión del proyecto. Es esencial que se realicen estudios detallados sobre el impacto del soterramiento en la geología local y las estructuras existentes, con un enfoque especial en la gestión del agua subterránea y la mitigación del ruido y las vibraciones.
El ayuntamiento debe estar preparado para actuar de manera decisiva, incluyendo la posibilidad de pausar las obras, si los estudios indican que los riesgos para las viviendas colindantes y la población podrían superar los beneficios urbanísticos y de movilidad proyectados. Es responsabilidad del gobierno local asegurar no solo la mejora de la infraestructura, sino también la seguridad y el bienestar de sus ciudadanos.
El soterramiento de las vías en Leganés tiene el potencial de transformar la ciudad, pero los riesgos asociados no deben subestimarse. Aprender de las experiencias de otras ciudades es crucial para evitar repetir errores y garantizar que los avances hacia un futuro más ordenado y menos congestionado no se consigan a expensas de la seguridad de los residentes. El Ayuntamiento de Leganés debe proceder con cautela y rigor, priorizando siempre la integridad de su comunidad.
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