María Sanjurjo se licenció en Farmacia por la Universidad Santiago de Compostela y se formó como especialista en el Hospital Juan Canalejo de La Coruña. Desde el año 1997, es la jefa del Servicio de Farmacia del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, que se caracteriza por ser uno de los más reputados de España, acreditado con el Sello de Excelencia Europea 500+ y reconocido como mejor Servicio de Farmacia Hospitalaria español según el Monitor de Reputación Sanitaria en los tres últimos años.
Además, es jefa del Grupo de Investigación consolidado “Farmacia Hospitalaria y Farmacogenómica” del Instituto de Investigación Sanitaria Gregorio Marañón (IiSGM), patrona de la Fundación para la Investigación Biomédica y miembro del Consejo Rector del IiSGM desde 2010. En el año 2006, la Comunidad de Madrid le otorgó la Cruz de Honor de Plata de la Sanidad Madrileña.
Por otro lado, destacan los cargos que ha ocupado a nivel nacional ya que ha sido secretaria y vicepresidenta de la Comisión Nacional de Farmacia Hospitalaria (1996-2014), vocal del Consejo Asesor de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (2005-2011) y miembro del Consejo Asesor del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (2018).
25 al frente de un servicio de referencia
Veinticinco años son los que lleva María Sanjurjo al frente del Servicio de Farmacia del Hospital Gregorio Marañón, en los que ha impulsado una farmacia hospitalaria profesional, científica y cercana, en la que se gestionan los tratamientos de más de 42.000 pacientes ingresados en el hospital al año y de otros 15.000 externos.
La humanización de la atención farmacéutica y la calidad asistencial son los ejes transversales que implican a todo el servicio y a casi el centenar de profesionales que lo componen. Para Sanjurjo, “el acompañamiento y seguimiento de los pacientes y la resolución de cualquier duda o necesidad de estos” son clave en su unidad, para lo que hasta han desarrollado herramientas utilizadas a través del móvil que permiten la interacción con cada paciente.
Asimismo, han puesto en marcha un Plan de Humanización que se sustenta en cinco pilares: compromiso del farmacéutico con el programa, organización de procesos, participación de los pacientes, bienestar del propio profesional y habilitación de espacios físicos que faciliten la humanización.
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