El IRSST imparte un taller dedicado a los profesionales cuya herramienta de trabajo es la voz

Para la realización presencial de los cursos, el IRSST ha llevado a cabo una remodelación en el Aula de Formación incorporando dos potentes sistemas de purificación de aire, mejorando así la calidad del aire interior. Al mismo tiempo, se han modernizado los sistemas de telecomunicaciones con la intención de poder ofrecer un modelo híbrido de impartición de cursos: presencial y online.

El taller se ha llevado a cabo en dos sesiones. En ambas, la formación ha estado a cargo de Marta García Cazorla, profesora de voz e interpretación en la Escuela Municipal de Arte Dramático de Madrid. Marta García ha ayudado a los alumnos a conocer los principales riesgos laborales a los que pueden enfrentarse cuando su actividad laboral se centra en la voz.

En este sentido, hay que destacar que una tercera parte de la población laboral tiene en la voz su principal herramienta de trabajo sin la cual no podría desarrollar sus tareas. Cantantes, profesores, actores, periodistas y teleoperadores pueden ver alterado su trabajo por los problemas que afectan a su fonación pero hay otros colectivos que también dependen, en mayor o menos medida, de esta herramienta: son monitores, servicios de atención al cliente, sanitarios, policías, etc.

Así, aunque la introducción estuvo dedicada a la prevención de la enfermedad profesional de nódulos en las cuerdas vocales, el taller fue sumamente práctico dando prioridad al aprendizaje de la respiración costo-diafragmática y realizando ejercicios para la preparación de los órganos de la articulación. La profesora llevó a cabo prácticas con los alumnos presentes en el aula con el objetivo de experimentar con la emisión sonora, para que fueran descubriendo lo que aportan las cualidades del sonido al habla y la expresión.

De todas las patologías que pueden derivar de un sobreesfuerzo vocal en el desempeño del trabajo, tan solo los nódulos de cuerdas vocales han sido reconocidos como enfermedad profesional por el Real Decreto 1299/2006, de 10 de noviembre, por el que se aprueba el cuadro de enfermedades profesionales.